Kimpton Aysla Mallorca: una referencia de integración y respeto a los valores locales

No es fácil explicar el proyecto Kimpton. No se trata de una nueva construcción, aunque sí hay nuevos edificios. No se trata de una rehabilitación, aunque sí hay reformas de calado. No es un proyecto hotelero, aunque sí hay proyectado un hotel. No es un club social, aunque sí forma parte de un complejo deportivo de primer nivel.

Sin embargo, al conocer que al frente del proyecto se encuentra Guillermo Reynés, la cuestión empieza a simplificarse. Si le unes la garantía que ofrece Llull Sastre en la construcción, todo encaja.

Kimpton Aysla Mallorca es la culminación de un sueño que se inicia en el Santa Ponsa Country Club, un club social y deportivo situado en el interior de la costa de Calvià. El centro se cerró en 2014 y un año más tarde se inicia su remodelación. Se construye un nuevo complejo en el que se fija el tenis como eje principal, hasta el punto de que actualmente es la sede del ATP Mallorca Championship, un torneo sobre hierba convertido en una referencia social y deportiva para toda la isla.

Con la infraestructura deportiva y social en marcha, se inicia el desarrollo de las siguientes fases del proyecto Kimpton Aysla Mallorca, a cuyas bases iniciales se unen ahora la colaboración con la comunidad y la conexión con los valores locales.

Mucho más que un hotel

GRAS Reynés Arquitectos asume el reto de crear un gran resort, respetuoso con el paisaje y las tradiciones mallorquinas. La operación creará un gran complejo turístico, social y deportivo capaz de combinar un hotel de nueva construcción, con 79 suites; un club social con tres restaurantes, sala de conferencias, un espacio multifuncional para desarrollo de eventos, gimnasio, spa, piscinas cubierta y exteriores, centro de tratamiento estético y un centro deportivo de primer nivel, con pistas de pádel y de tenis capaces de albergar torneos profesionales. Todo ello con un amplio jardín interior como eje central, punto básico del Kimpton Aysla Mallorca.

La parcela sobre la que se asienta el complejo está definida por un gran jardín interior, alrededor del cual se organizan los diferentes edificios. El cuerpo edificatorio original alberga las zonas comunes del hotel y sus programas públicos, además del exclusivo club de los socios del complejo deportivo. Las antiguas pistas de tenis, hoy trasladadas a pocos metros de distancia en el nuevo complejo, acogen las nuevas habitaciones del hotel. Ambos edificios se cierran guardando el mejor secreto del proyecto: un gran jardín interior de uso exclusivo para los clientes.

El paisajismo lleva la firma de MARE Paisajistas y es uno de los puntos fuertes del nuevo concepto.

Tradición y modernidad

Con estas premisas, el Kimpton Aysla Mallorca se convierte en un espacio perfectamente reconocible de la isla: un conjunto de paisajes y tradiciones de Mallorca reunidas en un espacio único. El antiguo edificio del Country Club es la pieza central: una antigua “possessió”, una típica casa señorial mallorquina, rodeada por elementos acuáticos muy característicos. Por una parte, el estanque del jardín a modo de “safareig”, una especie de piscina rectangualr destinada a uso agrícola, muy propios del interior de la isla y por otra, una piscina de arena, un pequeño homenaje a la costa transportada al interior del jardín.

Los nuevos edificios se diseñan en torno a la “clastra”, un gran patio central que reinterpreta la construcción típica de las casas señoriales de Mallorca. Espacios privados, ocultos a los ojos ajenos, a las miradas indiscretas y que amplían los volúmenes e iluminan las estructuras. El contraste entre las nuevas construcciones y las existentes es buscado para enfatizar la novedad sin perder la referencia de la memoria, básica para mantener la esencia.

Un juego de luz y espacios

La conexión entre los nuevos bloques y los antiguos se realiza mediante un túnel bajo rasante y por pasarela en superficie. La recepción del hotel acoge ambas construcciones, materializando la comunión entre la novedad y la tradición en el hall del establecimiento, punto ineludible de diálogo y encuentro de los huéspedes.

Las habitaciones del hotel se disponen alrededor del patio central, generoso proveedor de luz y ventilación natural para todas ellas.

Su diseño es conceptualmente único: todas disponen de terraza lateral, no central, como suele ser común. Esta característica permite iluminar y ventilar los baños de manera natural otorgándoles la posibilidad de convertirlos en exteriores y aprovechar la bonanza del clima mediterráneo. La posibilidad de acceder a la terraza directamente desde la ducha es un lujo al alcance de los privilegiados clientes del establecimiento. No hay interiores cerrados ni exteriores expuestos sino una comunión de espacios que permiten elegir la opción más sugestiva en el momento.

Arte, confort y funcionalidad

Las habitaciones son la seña de identidad de la marca. Apuestan por el color y por una cuidada selección del mobiliario, piezas únicas elegidas por los diseñadores. Maceteros de terracota y sillas de teka se combinan con obras de arte.

IHG Interior Design Team, en colaboración con la galería local Aba, se han encargado del diseño del interior y la selección de las obras, encargadas a artistas locales, tanto pintores como escultores.

La recepción del hotel se ubica en el edificio existente que, colonizado en parte por las nuevas construcciones, se ha rediseñado completamente para crear una nueva configuración de espacios abiertos conectados entre sí que ofrecen distintas soluciones independientes a los huéspedes del hotel y socios del club deportivo.

Una gran pérgola vegetal invita a la entrada y marca el inicio de la experiencia. Un espacio a doble altura con tres enormes bloques escultóricos a modo de mostradores, obra de Regina Dejiménez, forman el espectacular marco de la recepción. La conexión con el primer piso se realiza a través de una escalera orgánica revestida de madera.

Junto a los mostradores se ubica el cóctel bar, un lugar de encuentro que sirve tanto al salón interior como a la terraza delantera del jardín. Una parada obligada tanto para los que inician su aventura como para los que la han culminado. A su alrededor, asientos informales, ideales para tomar una copa o almorzar de manera ligera, sin ataduras.

A poca distancia se encuentra el SABA, restaurante principal del hotel. Una combinación de gastronomía española y asiática, con cocina abierta y una estructura acristalada que permite disfrutar del jardín y de los exteriores durante todo el año. Sin duda, una referencia tanto para clientes como visitantes.

El flujo hacia las zonas comunes se distribuye hacia el área del club deportivo, que se ha mantenido como el original para diferenciar a los huéspedes del hotel de los socios del club. Este cuenta con sala de reuniones, sala de fitness, un centro de tratamiento estético de alto nivel y un SPA, operado por la firma Maison Codage, con una gran piscina cubierta y otra más pequeña llamada de vitalidad.

La distribución de las diferentes áreas en dos pisos proporciona la intimidad y exclusividad imprescindible para los usuarios, además de permitir una racionalización de los espacios y los desplazamientos por el interior de las instalaciones.