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PAISAJISMO

Son Bunyola: la magia de la serra

Un reto paisajístico a la altura de Jardins de Tramuntana

Quien limpia su jardín, espera visita. El viejo proverbio sigue vigente. Mallorca es un cúmulo de paisajes extremadamente bellos. No hace falta mejorarlos, es suficiente con mantenerlos cuando no, recuperarlos.

Y en todos estos paisajes hay naturaleza. Exuberante en unos casos, discreta en otros. Llena de colores o monocromática. Alegre con los almendros en flor o mustia como las higueras en invierno.

Jardins de Tramuntana, que empezó como una pequeña empresa de jardinería en 1993, ha ido evolucionando hasta ser hoy la referencia del paisajismo en nuestra isla.

Equipo - Jardins de Tramuntana

Treinta años sembrando, abonando, podando, injertando, pero también innovando, evolucionando, transformándose. La semilla ha crecido hasta convertirse en un árbol que cobija, una planta que reconforta o una flor que alegra el día.

Desde una pequeña oficina en la que dieron sus primeros pasos hasta Sa Jardineria, un espacio polivalente en el que el equipo de Jardins de Tramuntana tiene su estudio en el que ofrece proyectos integrales que van desde la creación del concepto y el diseño en 3D hasta su ejecución y posterior mantenimiento. Un equipo integrado por expertos que imaginan, crean, recrean y diseñan paisajes especiales, jardines únicos. Un equipo que añade profesionales de mantenimiento, imprescindibles para que el ciclo de la vida siga su curso.

Los arquitectos paisajistas escuchan al cliente, le asesoran, le orientan, le aconsejan. Conocen sus gustos, sus preferencias, sus necesidades. Sin embargo, ni unos ni otros tienen la decisión final. Es la naturaleza, la tierra, el paisaje quien tiene la última palabra. No se puede luchar contra los elementos. Jardins de Tramuntana los adapta, acuerda con ellos, los suaviza o acentúa, los amolda, pero no los somete, no interfiere en el curso natural de una belleza anterior, primitiva.

El poder del paisaje

Cada obra de Jardins de Tramuntana es una creación única, como es único cada paisaje, aunque contenga elementos comunes. Una de sus creaciones más recientes y emblemáticas es su intervención en Son Bunyola, la finca que alberga el nuevo hotel de Sir Richard Branson. La idea presentaba un reto difícil de asumir: realizar el paisajismo de un hotel de lujo ubicado en un paraje de una belleza descomunal. El desafío presenta obstáculos importantes: el lujo que ofrece el hotel no es el de los catálogos de moda y la belleza del entorno es de un calibre difícil de superar.

Es evidente que Jardins de Tramuntana ha hecho honor a su apellido y aceptó el reto. Trabajar en Son Bunyola, una finca de 520 hectáreas que se remonta al siglo XVI, enclavada en plena Serra de Tramuntana, ofrecía todos los condicionantes para convertirse en un proyecto emblemático para cualquier arquitecto paisajista que se precie de serlo. No era necesario crear un lugar único, especial, singular porque Son Bunyola ya reúne todas esas características. El reto era integrarlas en el concepto diseñado, respetando el paisaje preexistente y sus condiciones medioambientales.

El concepto de jardín desaparece para convertirse en una simbiosis perfecta con el paisaje, mimetizándose con él, integrándose en su vegetación, respetando el patrimonio ambiental y cultural de la zona. Creerse superior, diseñar sin contar con el entorno es caminar hacia el error y el fracaso.

La maquinaria se pone en marcha. El equipo de trabajo de Jardins de Tramuntana empieza su aventura. A pie de campo, sus profesionales inician el estudio medioambiental, patrimonial y botánico del terreno, añadiendo a su conocimiento la sensibilidad de quien sabe respetar el entorno, para conseguir su propósito.

Belleza mediterránea y natural

El objetivo es crear un espacio profundamente mediterráneo, lleno de tonos verdes y colores terrosos que se inunden en temporada con la explosión cromática propia de cada estación.

El bosque que rodea Son Bunyola es rico en olivos centenarios, algarrobos y pinos carrascos, mientras que en el sotobosque podemos encontrar olivillas y lentiscos. En los edificios del hotel, la intención es conseguir un oasis de emociones, con aromas y colores particulares que invada todas las estancias.

La zona de baño, con magníficas piscinas y vistas al mar, combina ambientes de plantas mediterráneas y olivos centenarios y superficies de marés césped. Esta último necesita un profundo análisis para conseguir la máxima eficiencia en la utilización del agua.

La solución propuesta por Jardins de Tramuntana fue instalar un sistema de conocido como manta de riego, que permite un ahorro de hasta un 70% en el consumo de agua en comparación con sistemas convencionales.

La entrada superior del hotel es otro espectáculo cautivador. Te recibe un olivo ancestral, que ejerce a la vez de bienvenida y protección.

Le rodean buganvillas violetas y rojas. Si los clientes acceden por la entrada de los leones, les sorprenderá la combinación de naturaleza y diseño: macetas artesanales de terracota con granados y lledoners, una especie arbórea muy característica que habita en barrancos y laderas de la isla de manera natural. Al otro lado, una mezcla de arbustivas mediterráneas con gran capacidad de movimiento que facilita la brisa que sube del mar cercano.

La pieza central de la entrada es una fuente peculiar: una pica de piedra originaria de las costas turcas salpicada por el goteo de un grifo de aleación de estaño de principios del siglo XIX. Un remanso de paz.

Jardins de Tramuntana ha conseguido redondear un proyecto espectacular, lleno de rincones especiales, con platas elegidas para mantener la armonía, el medio ambiente y la personalidad de una finca legendaria: Son Bunyola. Es el paisajismo puesto al servicio del paisaje.